Ante cualquier situación, por difícil que se nos presente, siempre habrá una solución. No podemos ni debemos cruzarnos de brazos nunca. Esa no es la solución a nada. Dar todo por perdido es un acto de impotencia inexistente, que mientras haya capacidad de lucha, no será explicable ni entendible.
A lo largo de la vida, los vaivenes son inevitables. La línea quebrada sobre la que venimos a caminar es seguro que existe para todos y existirá siempre. Negar esa realidad es negarse a vivir con los pies en la tierra. Aceptarlo, es aceptar la vida, es aceptar compartir lo bueno y lo malo y sobre todo aceptar el hecho y la necesidad de convivir. No puede haber ni hay un sólo ser sobre la tierra, que consiga vivir aislado, sin estar sometido a la influencia del entorno. Ese intento ha llevado a todas las personas que lo han intentado, al suicidio o a la locura.
Cada vez se hace más competitiva la forma de vivir y de desarrollarnos.
Desde el principio de los tiempos hemos venido cambiando de manera constante todos nuestros hábitos de vida y de desarrollo físico y psìquico. Esto ha condicionado constantemente nuestra manera de pensar, y hace que no haya tregua en la adaptación a ese movimiento continuo de cambio.
Esa adaptación a los cambios, siempre será traumática, y siempre supondrá una renuncia manifiesta al pensamiento integrista y perfeccionista con el que venimos a este mundo todos los seres humanos.
Todos nacemos con la cabeza girada hacia nuestro ombligo y encerrados en una bolsa o placenta que es nuestro mundo. Desde el primer momento que salimos de él, ya mostramos nuestra disconformidad con el primer llanto, e inmediatamente recibimos el primer saludo por ese llanto, que es una palmada para que espabilemos, y nos demos cuenta que hay que dejar de llorar y empezar a compartir todo lo que podamos encontrar a nuestro alrededor, y de lo que dependeremos hasta el momento de la despedida final de este mundo.
Cualquier acto de emprendimiento, es un acto de avance, aunque fracasemos será un avance, habremos avanzado por el conocimiento del fallo o error cometido, y eso, hará corregir el rumbo para seguir avanzando.
La vida, al fin y al cabo es una sucesión de correcciones de nuestro rumbo en la búsqueda de lo que queremos. Es un ensayo constante de prueba y error, hasta que vamos consiguiendo los éxitos parciales que nos mantienen con la ilusión de llegar siempre a conseguir las metas trazadas, o los objetivos planteados.
Internet es una herramienta más para trabajar en ese camino de ilusión por avanzar y conseguir metas. Abre todo un mundo de posibilidades, dentro de las capacidades que cada cual tenga o perfeccione para conseguir dar pequeños o grandes pasos e ir alcanzando esas pequeñas o grandes metas propuestas.